26.3.08

Rezando

Tengo que contar esto, pero no puedo contarselo a nadie, asi que aquí estoy hablando con un ordenador estúpido. Cuando nos encuentren muertos varados en el espacio, al menos sabrán porqué.
Me han mandado a comprobar el estado de los fusibles del sistema de renovación de oxígeno. Era un trabajo cojonudo. Es monótono, simple y se hace en media hora, pero el imbecil del ingeniero jefe piensa que se tarda cuatro horas, así que te deja un montón de tiempo libre.
Todo parecía ir bien, pero al extraer el quinto fusible del sistema 14, el sistema que notó la perdida fue el 16. En los siguientes he descubierto más de diez sistemas mal colocados. Eso es normal; triste, pero normal. Es sólo una chapuza de las tantas que hay en la nave. De hecho, dudo que el resto de rompetuercas de mis compañeros se dieran cuenta en un chequeo rutinario como el que me habían asignado.
Sin embargo, al rato, me he dado cuenta de un desastroso detalle. La gente a la que rescatamos en Kelvin está en cubiertas aisladas por una cuarentena. La mitad de la colonia murió por un virus que colaron en sus sistemas de ventilación. Por culpa de esta chapuza, llevamos Dios sabe cuánto compartiendo el mismo aire. De estar uno infectado, ya lo estariamos todos.
No pienso decir nada. Para empezar, no tiene remedio. Además, en esta nave están de moda los cabezas de turco, asi que seguramente me culparían a mi y acabaría volando por el espacio.

Fin del mensaje.

Fin del mensjae.

Maldito ordenador... FIN DEL MENSAJE... cago en la puta, ¿cómo era? Ah, sí...

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