10.4.08

Un descubrimiento en el Stela

Estimada comunidad científica,

Los dos cefalópodos que conseguí introducir en la nave cuando ésta aún estaba en Kelvin han resultado ser toda una experiencia, a pesar de la babilla verde con la que han impregnado todo mi cuarto. Uno de ellos incluso escapó del recipente/frasco en el que se alojaba y se coló en mi armario, por lo que me vi obligado a hacer una colada de urgencia... pero esos son detalles, interesantes, estoy seguro, pero poco relacionados con la naturaleza de mis investigaciones.

Procedo a la descripción del sujeto:
Cefalópodos con tendencia a esconderse en lugares oscuros y que emiten un sonido cuya transcripción es "cricri". Anotación: quizá "cricri" sea un ultrasonido amplificado, debo seguir profundizando en ello.

He expuesto a varias pruebas físicas y químicas a los sujetos, a los que nombré en un principio A y B, aunque ahora los llamo Sigfredo y Calasparra (no descarto renombrarlos en el futuro; sospecho que Sigfredo es una hembra). Adjunto a este informe el diario de trabajo, para que quede constancia de todos y cada uno de mis pasos.

Mis conclusiones son éstas:
Ambos cefalópodos están formados a partir de una base molecular inédita hasta ahora. Dicha base molecular condiciona sus tejidos, los cuales, expuestos a un fuerte estrés físico (golpes y carreras de sacos) o emocional (insultos, gritos y burlas), producen una toxina que, en contacto con la babilla verde que segregan de forma continua, lleva a una reacción química que da como resultado una disfunción espaciotemporal en el sujeto que lo convierte en un portal interdimensional.

Sé que en una primera lectura mis averiguaciones pueden resultar confusas. Nunca hasta ahora un animal había servido como portal espaciotemporal (y siendo precisos, tampoco ningún otro tipo de objeto, planta, ser humano o lugar), pero los resultados de mis pruebas no dejan lugar a dudas.

Dado que hay altas probabilidades de no sobrevivir a nuestro viaje a bordo del Stela, dejo todo anotado y catalogado, pendiente del experimento final, que consistiría en enviar una persona a la otra dimensión a través del cefalópodo.

Lamentablemente, en las condiciones actuales de la nave y mi laboratorio, tal experimento no es
posible, aunque no cejaré en mi empeño y seguiré trabajando.

Perdón por la letra, pero escribo a la luz de una vela, escondido tras el refigerador principal del módulo, tales son las circunstancias en las que me veo obligado a desempeñar mi labor investigadora.

Atentamente,

Doctor Tobías Ju

1 comentario:

evilteq dijo...

La parrafo de "perdon por mi letra, etc..." os puede pareccer a coña, pero me ha recordado a las cartas de las expediciones inglesas al Himalaya (y las polares). Los que iban eran nobles y en las cartas se pueden leer cosas como "Lord noseque, perdone mi califría y la presentación de la carta, pero tengo los dedos congelados y tengo que ir descongelando la tinta para poder escribir."